
Rodrigo Antonio Pérez Albornoz (Rancagua, VI Región del Libertador General Bernardo O’Higgins, Chile, 19 de agosto de 1973)
Mientras Fernando Martel se hizo figura a lo largo del año, Rodrigo Pérez se ganó el corazón íntimo en solo un Torneo Clausura. Llegó a mitad de año para reemplazar a Manuel Corrales, quien había partido al Metz de Francia. Dejó el Cobreloa de su país y se puso la blanquiazul número ’17′. Con 32 años era un experimentado que quería demostrar su jerarquía en el equipo. Y lo consiguió. Con calidad y mucha entrega entró en los corazones de los fanáticos íntimos.
Ese 2006 se unió a un equipo en que contaba con George Fosyth, Ernesto Arakaki, Rinaldo Cruzado, Marko Ciurlizza, Aldo Olcese, Flavio Maestri, el uruguayo Martín Ligüera, entre otros, y dirigía el uruguayo Gerardo Pelusso.

Diez días después debutó como titular, nada menos que ante Melgar en Arequipa. Una derrota 3-2 que se recuerda no por el marcador en sí, sino porque Waldir Sáenz marcó para los arequipeños ante el equipo de sus amores. Además, Pérez fue protagonista con un pase gol y por iniciar una bronca cerca del final del partido. Él y Morán disputaron un balón cerca del banderín del córner, se excedieron en la fuerza y palabras. Así se armó el tumulto. Todo terminó con las expulsiones de Martel, Soto (Alianza) y Morán (Melgar). El chileno demostró que tenía juego y mucho carácter.
Así se fueron sumando victorias, buenas actuaciones y pases gol para Rodrigo. Incluso, ganó el clásico del Clausura en el día de su cumpleaños. “Fue un buen regalo”, aseguró en ese momento. El tanto de Roberto Silva le permitió celebrar en plena cancha.
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