
Wilmar Elar Valencia Pacheco (Camaná, 27 de octubre de 1961) es un exfutbolista peruano. Jugó como volante de marca y defensa central. Es hermano del también entrenador Marco Valencia.

Un hombre prende el televisor por la mañana y ve un flash informativo. Anuncian que un avión con el plantel de Alianza Lima ha desaparecido. Wilmar Valencia sintió una presión en el pecho y cogió el teléfono. El camanejo llamó a su familia en Lima para confirmar la trágica noticia.
Valencia había dejado Alianza Lima apenas unos meses antes por una sanción, y se había ido a jugar al Atlético Marte de El Salvador. Recio defensa central y volante de marca, ‘Bam Bam’ formó parte de la reestructuración del cuadro blanquiazul que lideró Teófilo Cubillas. Según cuentan, Valencia no tenía buena relación con los directivos del club por aquel entonces, pero el ‘Nene’ insistió que lo quería en el nuevo equipo de emergencia que iba a armarse.

Y así fue. Valencia volvió a Matute y se puso la camiseta blanquiazul el 3 de enero de 1988 en el triunfo por 2-1 ante Bolognesi en una fiesta de aplausos y llantos. Aliancista desde que jugara en las canchas de Camaná, ‘Bam Bam’ dejó su sello en cada entrada y en cada quite. No era para menos: había compartido cancha con los ‘potrillos’ desde 1983. Fuerza y corazón era lo que sobraba. Había tocado pelota con Escobar, Tomassini, ‘Caíco’, Farfán, Bustamante y todos a los que el mar de Ventanilla convirtió en inmortales.
Wilmar Valencia jugó en Alianza Lima hasta 1989, cuando se marchó al Blooming de Bolivia. Regresó otra vez al cuadro blanquiazul en 1990 y se quedó hasta la temporada 1994. Pero su vida, en el fútbol, no había hecho más que empezar.

La sapiencia de Wilmar Valencia pareció tener un feeling especial con las divisiones menores desde sus inicios como entrenador. Observar a jóvenes con condiciones para nutrir al primer equipo, moldearlos y prepararlos para una carrera profesional. En eso estaba allá por mayo del 2003 en Sporting Cristal, cuando le llegó el pistoletazo de salida para la Primera División tras el despido del brasileño René Weber.
Fiel a su carácter, ‘Bam Bam’ aceptó el reto y debutó el 17 de mayo, en la fecha 12, con una victoria por 2-1 ante el Sport Boys luego de arrancar perdiendo. El estilo Valencia era simple: contundencia en ataque y velocidad en la volante. El Cristal de Valencia se llevó el Apertura (28 puntos de 30 en juego) y disputó la final del Descentralizado ante Alianza Lima, pero en enero del 2004 debido a una huelga de futbolistas meses atrás. Perdió 2-1 en aquella definición, pero había ganado un nombre.
Sin embargo, el 23 de mayo del 2004, luego de perder ante los blanquiazules por 1-0 en Matute sucedió un incidente: Valencia se peleó verbalmente con el directivo Michael Debakey. Dos días después, lo despidieron. Por cosas de la vida, Valencia volvió en 2005 al club que supo defender como jugador: Alianza Lima. Los íntimos lo llamaron para que reemplace al argentino Rubén Darío Insúa. Sin embargo, nunca le encontró la vuelta al equipo y fue despedido durante el Clausura.
El tiempo avanzaba y ya con 45 años hizo las maletas hacia el Cusco en el 2006. Su paso fue efímero y gris: 5 triunfos en 12 partidos. Durante algún tiempo las puertas parecieron cerrársele y no se le divisó hasta cuatro años después.
Para el 2010, lo fichó el Total Chalaco, pero la experiencia fue más agria que dulce: 8 triunfos en 28 partidos. En el 2011 continuó su camino en Melgar de Arequipa donde dejó en claro que la disciplina no se negocia, mandando a la reserva a dos futbolistas por jugar fulbito en sus ratos libres. En el primer semestre de 2012 naufragó en el José Gálvez de Chimbote, pero en el segundo se situó en el banquillo de Sport Huancayo, un equipo que le sienta bien. Tanto que lo llevó de vuelta a La Victoria en el 2013. Un reencuentro con el pueblo blanquiazul que entusiasmó por algunos pasajes de buen fútbol, pero que no fueron suficientes para sostener la temporada. De ahí en más, Valencia siguió un periplo por diversos clubes de provincia con más sombras que luces: León de Huánuco, otra vez Sport Huancayo, Real Garcilaso y Juan Aurich.
Estamos ya en el año 2018 y otro histórico, el Sport Boys, tocó a su puerta. Nuevamente salieron a flote sus principios, renunciando al cargo “por la falta de compromiso de sus dirigidos”. Quién lo diría, pero en la Liga 2 obtuvo su revancha, ascendiendo al Atlético Grau de Piura, con Copa Centenario y clasificación a la Copa Sudamericana 2020.
En este año atípico lo vemos, nuevamente, con el buzo de Sport Huancayo. Sin la altura como aliado y con varias limitaciones de por medio está dando pelea.
La mirada seria y dura de Wilmar Valencia tiene más de un relato por contar. Cuando dirigía a los menores en el Esther Grande de Bentín, tuvo entre sus dirigidos a André Carrillo. En una ocasión el delantero comenzó a lucirse en un ‘camotito’ y Valencia le llamó la atención. “André, serio”, le conminó. Sin embargo, el futbolista metió un taco en son de burla para un compañero y se repitió la advertencia. “André, serio”, le insistió. Pero el jugador no dio su brazo a torcer. “André, te vas”, le gritó Valencia. Carrillo escupió al césped al retirarse y ‘Bam Bam’ se encendió: “te vas y no regresas nunca”. André Carrillo terminó yéndose a Alianza Lima y de allí dio el salto al extranjero.
En el Clausura de 2005, Alianza no marchaba para nada bien (había perdido cuatro de seis partidos) cuando estalló una bomba: Miguel Rebosio y Juan Jayo Legario habían sido ‘ampayados’ bebiendo licor junto al juvenil Alexander Sánchez. Wilmar Valencia exigió despido para los experimentados y sanción para el joven. Solo el fallecido Constantino Carvallo lo apoyó. Al final, el técnico debió irse en silencio del club.
La segunda etapa de Valencia en Alianza Lima ocurrió en 2013 y, con ello, un hecho increíble. El plantel íntimo había realizado su pretemporada en el club Las Mangas de Murcia (España). En una práctica, un entrenador rubio en buzo, gorra, y lentes se acercó al preparador físico de Valencia, Freddy Prado, para solicitarle que su equipo jugara un amistoso contra el de ellos. Prado se lo negó, y Valencia no dijo nada. El hombre insistió otra vez, pero recibió una mala respuesta así que se despidió. “Bueno, míster, soy Jürgen Klopp, entrenador del Borussia Dortmund, subcampeón de la Champions. Le deseo muchos éxitos”, le dijo ante la sorpresa de Prado. Wilmar Valencia no supo qué hacer, y al volver a Lima debió defender al preparador físico al que la administración de Susana Cuba quiso despedir.
La personalidad de Valencia siempre se refleja en los partidos. En aquel año a Valencia se le dio por ‘calentar’ el clásico a pura ‘boquilla’ ninguneando al entrenador de Universitario, Ángel Comizzo. “¿Y quién es Comizzo? No lo conozco ni en pelea de perros”, lanzó ‘Bam Bam’. La respuesta no demoró en llegar desde Ate. “Tampoco conozco al técnico de Alianza, pero no voy a responder a esas ‘pavadas’”, dijo Comizzo. El partido, que se jugó con Valencia en la tribuna (estaba suspendido), lo definió Yordy Reyna a seis minutos del final. ‘Bam Bam’ explotó, abrazándose con quienes tenía al lado mientras Comizzo mordía su rabia. Un año inolvidable por lo doloroso fue el 2017. Al frente del Juan Aurich, el entrenador sufrió humillantes derrotas, una tras otra. 7-2 frente Alianza, 6-1 frente al Arsenal de Sarandí por la Copa Sudamericana y 7-0 frente al Real Garcilaso. Una seguidilla que, como hemos visto, no lo derrumbó. Un entrenador explosivo que ha tallado su carrera con rectitud y constancia.