
El año 2000 el peor de la historia
El nuevo siglo llegaba en medio de la convulsión social por la lucha contra una mafia que se había enquistado en el poder del país. La esperanza que había representado Alberto Fujimori contra la manera tradicional de gobernar de los antiguos políticos había dejado de serlo y se había convertido en algo mucho peor, donde las más abyectas formas de corrupción y abuso de poder se revelaban a vista de todo el país. La oposición se encontró con un líder que hasta unos meses no figuraba como tal: Alejandro Toledo. Él, ante el fraude que representaron las elecciones juró luchar por la vuelta a la democracia. En la lucha por el poder político dos confesos hinchas de Alianza se enfrentaban y como dice el aforismo “así como es arriba es abajo” había enfrentamientos por el poder dentro del Comando Svr. Todo el año 2000 la dirección de la barra la tuvo un grupo liderado por gente del distrito El Agustino secundado por los grupos del Rímac y del cono este. Los demás grupos o bien dejaron de asistir al estadio por divergencias contra los que la manejaban o se alineaban sin hacerse compromisos. Los otros que no estaban de acuerdo y que enfrentaban a los de El Agustino eran claramente la gente de La Victoria y los grupos más representativos del Comando. Cada fecha era claro el enfrentamiento en los alrededores del estadio.
Por un momento la dirigencia al querer tener tranquilas las cosas comisionó a un grupo de dirigentes que tenían llegada dentro de los grupos enfrentados y resolvió entregar a cada cono sus entradas. Pero esta no fue una solución pues a pesar de todo, los enfrentamientos continuaron. Por esa razón la directiva del club resolvió apoyar a los de El Agustino y dejar de lado a los demás.
La mala campaña del equipo que se mostraba sin alma sin el espíritu del equipo grande que es Alianza Lima, a un año del Centenario y con el rival encaminado a un tricampeonato hizo que la hinchada comenzara a reflejar su descontento. Todos los ataques se dirigieron al presidente Sr. Alberto Masías. Se buscó su salida, se convocó a Asamblea de Socios extraordinaria y las principales protestas vinieron de la popular. El país estaba dividido, el club estaba dividido y la hinchada también. El dos mil fue un año triste para la hinchada del pueblo.
Una de las muestras más palpable de esta división fue el enfrentamiento a golpes en la tribuna entre los grupos que manejaban la barra que apoyaban a la directiva del club y los miembros de la ABA (Asociación Barra Aliancista) y que se encargaban de manejar la tribuna. Estos últimos se habían mantenido al margen hasta ese momento en que ya la situación contra la directiva era insostenible. Se plegaron a la campaña contra el Sr. Masías y fueron a la popular luciendo unos polos con la frase: “Masías cumple tu palabra”, el cual aludía a la promesa hecha por el presidente de renunciar si el equipo no cumplía con el objetivo de campeonar. Los hechos acaecidos ese día se vieron en todos los noticieros diarios y programas deportivos. Hinchas de Alianza Lima peleándose en medio de la sur, algo nunca antes visto.
El Comando había dejado de ser esa gran hinchada que empujaba al equipo a ganar partidos como en las fechas más gloriosas. Los grupos estaban más preocupados en pelearse entre sí. No se podían ver. En la popular no estaban los grupos que antes hacían el espectáculo con su presencia y las peleas habían ausentado al hincha. Los recibimientos al equipo habían desaparecido. Lo que no cambiaba eran los enfrentamientos con la barra de Universitario en los conos de la ciudad. A pesar de estar dividida la presencia en las calles del Comando Svr no había cesado.
En el último clásico del año se pudo reflejar el descontento de la hinchada con el equipo y contra la dirigencia. La popular sur, aquella que en la mayoría de partidos que registra la historia de los clásicos había lucido en todo su esplendor se mostró esa fecha raleada, al igual que Norte cuando se juegan los clásicos en Matute. Minutos antes los grupos antagónicos se habían enfrentado en las afueras del estadio Nacional. La policía rechazó a los que estaban en contra y no les permitió el ingreso, dispersándolos por las calles de La Victoria. Solo aquellos que no habían hecho causa con algunos de los bandos estuvieron presentes, más los antiguos miembros de la ABA. A pesar de estar en mucha desventaja y a pesar de la goleada que el equipo recibía en la cancha , los fieles que estuvieron esa tarde con Alianza y no con esos jugadores, alentaron sin cesar. La canción más sentida fue “Probablemente ya muchos te han olvidado y sin embargo yo te seguiré alentando, no me he querido ir porque Alianza es mi vida y así no seas campeón te quiero todavía, por eso aún estoy en el lugar de siempre, con el Comando Svr y con la misma gente, para que tu al volver no veas a nadie extraño y sea como ayer un nuevo campeonato”.
Lo que la cancha mostraba era a un grupo de jugadores que llevaban la camiseta de Alianza pero que no se revelaban como tal. Tanto era el descontento que la popular hizo sentir su voz y se fue contra la dirigencia, incluidos miembros de los grupos que apoyaban a la directiva del club. Los improperios contra el Sr. Masías y otros dirigentes no se dejaron esperar.
Al final ese partido marcó un nuevo hito. Muchos juraron que el equipo no podía volver a caer de esa manera por culpa de una dirigencia que no le dio la debida importancia al equipo y que la hinchada , el Comando Svr volviera a levantarse y ser mucho más grande que antes. El centenario estaba cerca y había que cambiar. El 2001 sería el año del despegue.